lunes, 19 de abril de 2010

Menos cuentos. Guía de cosas estúpidas 2.

Hace diez años...

-A mí es que siempre me han gustado los hombres graciosos, rubios y con los ojos azules.
No te estaba describiendo, porque tus ojos eran de un color mucho más parecido al cián que al azul. Tu pelo era castaño, sí, clarísmo, pero castaño, y no es que fueras divertido es que yo por aquel entonces me reía con casi todo. Recuerdo aquella historia que te inventaste en la que luchabas contra diez rapados tú solo, la noche en la que perdí el tren de vuelta a casa. La noche en la que el rubio acabó en el hospital por pelearse contra un saco de boxeo que le rebotó en la cara y en la que me llevaste a tu casa y acabamos sentados en el borde de tu cama viendo pressing catch en la tele. Me temblaban las rodillas, podía notarme el pulso en cada esquina de tu habitación. La mejor noche de mi vida, jamás he estado tan enamorada.

Hace cinco años...

-Siempre me han atraído los hombres inteligentes, con inquietudes literarias y con una personalidad extravagante.
La belleza exterior sólo es el reflejo del alma. Podría escucharte durante horas, días, meses,... No importa que no entiendas mis bromas, y que las tuyas no me hagan demasiada gracia porque nunca antes había sentido ésto por alguien. Recuerdo el dibujo que me hiciste saliendo del agua y que me hizo enrojecer, los poemas en nuestro primer aniversario de uno, dos y tres meses. Moriría y mataría por tí.


Hace dos años...

-Eres justo lo que siempre he buscado, mi prototipo de hombre ideal, sensible, moreno, simpático... Me siento yo misma estando contigo, tenemos gustos parecidos y te ríes de mis chistes estúpidos. Y claro, yo de los tuyos. En cuanto te ví, lo supe. Después de aquella noche en la que me tradujiste la letra de aquella canción al oido en un antrazo de mala muerte, no me quedaron dudas, eres el hombre de mi vida. Me iría hasta el fin del mundo si tú me llevaras de la mano. Parece que me entiendes con sólo mirarme... sobran las palabras.

Actualmente...

-Siempre he odiado los ojos azules. La inteligencia está sobrevalorada. No me gusta la complacencia. Los rubios me dan pereza. A los frikis, ni mencionarlos. Mi mundo interior es más complejo que el tuyo (y eso ya es decir mucho).
Y es que siempre me han gustado los pelirrojos, masculinos, primitivos, de ojos verdes o grises, que trabajen con las manos pero que no sea en algo artístico ni relacionado con el mundo del motor. De inteligencia normal, alegres, que no sean ni muy divertidos ni muy aburridos, que les guste leer pero ni el Marca ni a Dostoievski. Que no les guste el fútbol pero que practiquen algún deporte en equipo, ... y como en la película, que le gusten los perros.

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