jueves, 26 de noviembre de 2009

Líneas

Desenfocado. Equivocado el prisma. Te colocas pacientemente las gafas de no ver. Tal vez no exista puesto que no lo has visto. Odias los cambios permanentes, incontrolablemente duraderos. Ni un segundo más en esa habitación en la que el calor es insoportable. Y recuerdas el sonido de la tierra y después la nada, el reconfortante vacío que llena tu alma de pensamientos vendidos. Trazas una línea recta en un papel amarillo y vas colocando momentos, a ratos ríes, a ratos te cuesta respirar. La línea acaba en hoy, finaliza con el frío y la niebla, muere con promesas que sabías que alguien no podría cumplir. Por eso odias los mañanas con sus curvos y mentirosos interrogantes y amas los ayeres de cartón y contrachapado, porque hoy siempre hay esperanza. Cuando te despiertes todo volverá a ser niebla en tus ojos y tendrás que volver a colocarte tus gafas de no ver. Insoportablemente desenfocado.