miércoles, 14 de abril de 2010

Menos cuentos. Guía de cosas estúpidas 1.

Me encanta cuando en las películas él se aleja en el horizonte y ella recoge su camisa del suelo y la huele. Su perfume, su olor, la esencia del ser amado concentrada en un pedazo de algodón, de seda o de lino. Ella parece recordar los momentos en los que ha tenido su piel cerca de la naríz, rememora con intensidad las caricias, los besos, sólo con aspirar el olor de la prenda. No importa si es él o es ella la que recrea, menos que sea la tela de una camiseta o la zona de las sábanas donde ha dormido. Todos lo hemos hecho de algún modo, buscando en la ausencia un atisbo de realidad. Al recoger la habitación me encuentro con tu camiseta en una esquina de la cama. ¿A qué hueles? A colonia, a jabón, a desodorante,... ¿Por qué en las películas no hay muecas de asco cuando al esperarte flores de jazmín y amaneceres te encuentras con un bofetón de sudor, tabaco y bocata de calamares? Una imagen pseudoromántica en la pantalla que se transforma en una secuencia llevando la ropa a la lavadora en la vida real. Y ni te cuento si en lugar de una camisa el amante se deja unos calcetines...

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