miércoles, 3 de junio de 2009

La puta voz que me domina

La voz me domina. No puedo evitarlo. Estaba allí sentada, con las ideas claras y un esquema mental bastante acertado de lo que iba a decir, lo que tenía que decir. De pronto salió ella, a borbotones y se apoderó de mi laringe, de mis cuerdas vocales, de mi lengua. Durante un momento me creí capaz de doblegarla pero pronto empezó a hablar y no pude callarla. Ella casi nunca es sincera, no del todo, o tal vez lo sea más que yo misma. Lo sé porque no es la primera vez que la dejo actuar y casi siempre siento pánico porque deja entreveer cosas en las que hasta ese momento no había reparado. La voz suena extraña en mi cabeza y al mismo tiempo es melosa, segura, con segundas y terceras intenciones, no atiende a razones y suele fingir ser mejor persona de lo que es en realidad. Dí lo que has venido a decir o dí lo que sientes, cualquiera de las dos opciones son buenas, la supliqué, pero ella me ignoró por completo. Me hace parecer débil y odio ese sentimiento, es su jugada cuando la reprimo y decide tomar cartas en el asunto. Mientras hablaba me susurraba dulcemente al oido: "Nena, no eres tan tonta, ¿no te has dado cuenta?" y yo contestaba que sí, que le escuchaba, que ya lo sabía, que no era nada nuevo, pero ella insistía "¿de verdad que no te has dado cuenta?", ¿de qué? pensé, "¿aún no lo sabes?" y me dejó allí inmersa en un mar de dudas. ¿Qué es lo que no sé pero debería saber? y una imagen me nubla los ojos y una punzada agradable nace en alguna parte de mi cuerpo. Puta, eso no es. Es una vendedora nata, un agente doble que juega a dos bandos y yo me siento pequeña cuando me atrapa con sus razonamientos porque parece tener transmisión directa con las cosas que empiezan a palpitar pero que aún no son. Y que lógicamente no pueden ser, "no ahora", me repite, no en esta vida, la respondo. La voz depositó una semilla rara que llevaba germinando en el subconsciente un tiempo indeterminado. Ella habló y no me di cuenta de su significado hasta muchas horas después, cuando debía sentir tristeza y no podía encontrarla dentro. ¡Puta!, la grité, no me hagas ésto, otra vez no. Evidentemente, las palabras que ella había dicho en voz alta eran para mí y no para mi interlocutor, empezaba a darme cuenta de la trampa en la que había caido y lo poco que se conoce uno mismo cuando cree que tiene las cosas claras. La voz me ha vuelto a dominar y ahora me encuentro perdida, ya no está sólo lo que debo hacer, lo que tengo que hacer y lo que quiero hacer, una nueva dimensión desconocida completamente ha entrado en escena, millones de pensamientos nuevos que no me atrevo a contemplar, no de momento. Hace tiempo conseguí callarla, creía que lo había hecho para siempre, pero debía yacer oculta bajo un par de aparentes buenas intenciones preparándose para atacar cuando bajase la guardia. "¿No te das cuenta?" me incrimina, "no tengas prisa", y no la contesto porque tengo mucho en qué pensar gracias a su actuación. Tal vez deba darla otra oportunidad y así a lo mejor acabo entendiéndome, porque es obvio que las cosas en mi cabeza no son cómo eran ayer tras escucharla, éso o que me busco unas vías de escape un tanto retorcidas. Veremos qué es lo que pretende porque tiene un montón de cosas malas pero a veces la muy puta acierta.

No hay comentarios: