miércoles, 7 de julio de 2010

Ya no sufro por amor

Leo "Ya no sufro por amor" de Lucía Etxebarria por recomendación de una amiga. Dependencia emocional, codependencia, adicción al amor, autoestima, autoconcepto y justificaciones estúpidas que todos, alguna que otra vez, nos hemos hecho. Leo, porque lo empecé ayer y estoy en el primer tercio, como lee mi abuelo La Razón, mi padre El Mundo o la vecina del quinto la saga de Stephanie Meyer, sin precaución, autoafirmándome, reconociéndome en las diversas patologías, bien como objeto, bien como protagonista. Desfilan las líneas ante mis retinas y me encabrono con el mundo. Soy mujer, me encuentro en paro y no tengo pareja, ni hijos, ni perspectiva de tener ninguna de las dos últimas cosas. Sin embargo, tengo estudios, bastantes más que mis congéneres masculinos y femeninos, soy sexualmente activa (más o menos, creo que con uno mismo también cuenta) y me considero una persona realizada y bastante felíz. Aspiro a más, ¿quién no?, pero mis inquietudes y deseos van encaminados hacia otros menesteres: independizarme; encontrar un trabajo en el que sea útil, que me guste y que no me absorba; tener tiempo libre para leer, tomar café con mis amigos y pasarme la tarde entera tirada en el sofá con mis perros si no me apetece relacionarme con nadie; acostarme con el propietario de la moto negra que está aparcada junto a la mía; pasear por la playa en silencio con mi mejor amiga/o... Aunque la sociedad sea cambiante y evolucione todavía existen ciertos estigmas que nos martirizan. Veo sus miradas, vuestras miradas, como si fuese un ser fracasado por todas aquellas casualidades que he mencionado anteriormente y que, para nada, me definen. Y estoy cansada, muy cansada, de que me pregunten cuándo voy a echarme novio, si pienso tener criaturas, y que no quieran saber cuál es el último libro que he leído, el último concierto al que he asistido o qué voy a hacer en las próximas semanas, respuestas que me definen mucho más que todas estas estupideces. Ya no sufro por amor es, como afirma la autora, un libro aspirina que, ayuda a entender no sólo el propio comportamiento, sino también el de los otros y enseña a "repararse" o por lo menos a "huir" de situaciones adictivas. Como todo el mundo, yo también sufro por amor, pero no más de lo que sufro por cualquier otra pérdida personal (a saber, una persona querida, una amistad rota o el desgarro de mis pantalones vaqueros preferidos, dependiendo del ser del que me separe). Por todo esto, y porque yo también he pensado "me moriré si Fulanito me deja", "no voy a encontrar a nadie mejor que Menganito porque es el amor de mi vida" durante las primeras horas posteriores al abandono, os recomiendo su lectura que es instructiva y muy divertida; también si eres hombre, macho o anfibio. Por cierto, la semana pasada leí "Verónica decide morir" de Paolo Coelho y "Rapsodia Gourmet" de Muriel Barbery, los dos altamente recomendables.

No hay comentarios: