martes, 13 de octubre de 2009

Sin Suerte

En el lugar donde todo duerme
descansa sin prisa la Suerte.
Olvidadas las alas sobre la mesilla de noche,
con los restos del lápiz de ojos bajo las pestañas,
se sacude el polvo de su vestido dorado y
empieza el nuevo día con nuevas ilusiones.
Despacio. Se desperezan sus ojos hinchados,
estira las piernas y se coloca los polvos mágicos
en los bolsillos de un salto.
Un par de fornidos duendes la miran desde la cama
y susurran con voz quieta que aún no ha llegado la mañana.
Hay tan poco tiempo... y Suerte sale a la calle y la nieve cae sobre sus hombros desnudos.
Un escalofrío atraviesa su espalda y decide que es hora de cambiar su rumbo.
Saca la agenda de entre los pliegues de su vestido y tacha con una pluma tu nombre y el mío.

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