domingo, 19 de julio de 2009

Página en blanco

Mientras Carlos piensa en garabatear unas líneas en un papel inmaculado, Eduardo está sentado frente a su ordenador buscando un principio para su historia. No es la primera vez que ambos se quedan absortos ante la blancura de la página, Carlos suele acariciarlo, olerlo, dibujar una forma en el aire. Cierra los ojos y proyecta una imagen fija que cobra vida cuando el lápiz se deliza suavemente en líneas rectas y curvas. Eduardo quiere escribir una vida y ultima los detalles en su cabeza, los personajes, el espacio. Acaricia la "A" del teclado del pórtatil. Siempre ha querido empezar una historia con ese caracter y terminarla con la "Z", pero las palabras no le salen y durante horas se queda pensativo. Carlos, Eduardo, y el pánico ante la blancura de la página, ante la suavidad de los instrumentos. Al parpadear el blanco se funde con el negro. En el papel, un paisaje en tonos rojos, naranjas y violetas, con el sol apagándose y escondiéndose tras una loma; en el ordenador: "Atardece, siempre atardece cuando Carlos me mira..."

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