martes, 26 de julio de 2016

En busca del desequilibrio perfecto

Tiendo al equilibrio. A que la balanza se estabilice en el aire, a una compensación de pesos. Y a veces todo falla, las palabras no dichas no pueden medirse, los hechos por si mismos pueden tener muchos significados y tampoco pueden evaluarse. Y lo busco. En otras frases. En errores del pasado que fracasaron por no ser el momento. Tampoco este lo es. Creo, dudo. Y a veces me empujas sin pretenderlo a encontrar ese equilibrio que no quiero. Porque no lo quiero. No quiero otros manos, ni otros labios, ni otros cuerpos en mi cama ni en la tuya. Ahora mismo no los quiero. Tal vez mañana, la semana que viene o dentro de un año. No se. Quiero este desequilibrio en el que todo vale, en el que no hay promesas, ni futuro, ni dolor. Solo el presente y las horas que se deslizan mientras acaricio tu piel, escucho tu voz o las noches se convierten en días. En algún momento tendré que decidir si este desequilibrio es perfecto o habrá que equilibrarlo de alguna otra manera. Ahora no es el momento.

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