sábado, 1 de agosto de 2009

Fislandia

Fislandia es el país que se encuentra en la frontera imposible entre Islandia y Finlandia. Lo descubrimos ayer del mismo modo que los astrónomos identifican en el firmamento una nueva estrella y así lo bautizamos. Fislandia tiene forma de lupa y es inútil intentar ver el recorte de sus costas desde un satélite, tal vez porque cuando alguien lo busca intencionadamente se esconde en las profundidades del océano para no ser visto. El clima fislandés es variable y un día hace mucho calor y al siguiente mucho frío, un día los habitantes hacen skitesuf en sus interminables playas y al otro juegan al tenis con los pingüinos para quitarles los pescados que han sacado del mar. Los habitantes de Fislandia son llamados también fisgones y tienen una tendencia casi cruel al marujeo y a los chismes. Son atléticos, altos y muy fuertes por la adaptación al clima, la lucha diaria a muerte con los pingüinos asesinos les han otorgado fuertes brazos para disparar pelotas con las raquetas. Llevan el pelo muy largo para disimular las branquias que les han nacido justo detrás de las orejas para los periodos en los que la isla se encuentra sumergida. Algunos fislandeses tienen la pecualiridad de convertirse en hombres-pez a voluntad propia y atraer con sus cánticos y sus guitarras acuaeléctricas a las mercantes que se atreven a surcar sus mares. En Fislandia no hay mujeres pero se las permite hacer turismo sexual en la etapa estival para el mantenimiento de la especie y las marinos mercantes son siempre bien acogidas en la isla. Dicen que los fislandeses son lo mejores amantes del mundo y que es raro que las visitantes no vean la aurora boreal cuando copulan con ellos, si una mujer no llega al climax con un fislandés inmediatamente un grupo de fisgones le arrojan al foso de los pingüinos asesinos sin su raqueta y le dejan allí hasta que muere.

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