jueves, 30 de abril de 2009

Fin

Después de lanzar aquella oración apocalíptica esperé. Pasaron los días, las semanas, los meses, el calendario cambió de año y yo no percibí ningún tipo de arrepentimiento en sus ojos. Puede que tenga la necesidad de decir siempre la última frase y, por eso, esperaba que una pequeña duda me permitiera finalizar de nuevo la conversación. Hay detalles que a uno le molestan incluso cuando sólo desea que le den eso, la dichosa razón. No quiero nada más, cada uno tiene sus estigmas, sus necesidades y sus caprichos. Déjame acabar la maldita frase.

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