jueves, 29 de enero de 2009

El vencedor

El vencedor fue vencido. La última batalla no fue tan dura como la primera, ni lo ojos de sus aliados tan brillantes como el día del desembarco. Se encontraba en una tierra extraña y hóstil donde la hierba era de color pajizo y el sol obligaba a entornar los ojos desde que amanecía hasta que se ocultaba en la fina línea que separaba la tierra del cielo. Estaba solo en aquel campo, y herido, con la única compañía de su espada y una fotografía en el interior de su bota izquierda. Era el único superviviente de los dos bandos, el único que había logrado mantenerse en pie porque luchaba por un motivo real y tangible: volver a casa. Pero pasaron los meses, luego los años y el héroe de guerra fue perdiendo las esperanzas que le habían llevado tan lejos del hogar. El vencedor fue vencido y a nadie le importó que fuese el único cadáver sobre la hierba pajiza que mantenía los ojos clavados en el cielo.

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