miércoles, 11 de marzo de 2009

No pude evitarlo

Ciento cincuenta kilómetros por hora. Las líneas de la autovía bailan y las discontínuas se convierten en una única raya blanca delgada que se desliza suavemente bajo las ruedas del coche. La luna, prácticamente llena, me vigila, me acusa. Sí, he sido yo, murmuro, no pude evitarlo. Puedo ver su dedo inquisidor señalándome, culpándome, diciéndole a todo el mundo dónde me encuentro, hacia dónde voy antes de que yo mismo lo sepa. Me tiemblan las manos, hace ya casi dos horas, y el pulso en mi muñeca sigue acelerado. Tomaré la siguiente salida y conduciré hacia la costa. Salida ciento cincuenta, odio las coincidencias. Reduzco la velocidad, no puedo permitirme el lujo de ser detectado por un radar ni que la policía me pare por rebasar los límites. Intento buscar alguna explicación para lo que he hecho, pero no se me ocurre nada razonable, sólo que no pude evitarlo, ni voces extrañas en mi cabeza ni mensajes de un dios pidiendo justicia. Mi chaqueta aún huele a humo y mis dedos a gasolina a pesar de que estuve en la habitación menos de diez segundos. Por fin comienzo a relajarme y suena el teléfono móvil. La pantalla se ilumina y veo que es un compañero del trabajo. Lo apago. A estas alturas deben saberlo ya todos, la noticia ha debido correr como la pólvora. Sigo conduciendo durante horas, por carreteras secundarias, hasta que el sol me recuerda que todavía no me he acostado y los ojos empiezan a picarme por el cansancio. Unos kilómetros más y paro. Tan sólo unos metros más. Quiero llegar a la ciudad, comprarme un periodico y ver en portada mi obra maestra mientras disfruto de un café cortado y un par de tostadas con mantequilla. Después del desayuno ya meditaré qué pasará con el resto de mi vida, me desharé del móvil, de las tarjetas de crédito, del coche,... La noticia irá en una página impar, seguro, a seis columnas y con tres o cuatro fotos del escenario. Los periodistas intentarán buscar las causas que me han llevado a esta (¿locura?) acción, que si era un trabajador conflictivo, que si pedí un aumento de sueldo que me fue denegado, un fracaso amoroso, un encontronazo con mis jefes o con mis compañeros, excasa vida social,... cuando la única verdad es que lo hice porque quise. Si pudiera escoger el titular sería, sin duda, "No pude evitarlo".

2 comentarios:

Estrella escondida dijo...

me encanta, un beso c.p.

Paula dijo...

Gracias Alex, ¿te has dado cuenta que c.p es como mi nombre y apellido pero al revés? Un abrazo murcaino :)